agosto 10, 2023 in Actualidad

La Iglesia y los Medios de Comunicación: Reflexiones desde “Inter Mirifica”

En un mundo interconectado, la comunicación se erige como un pilar fundamental para la interacción humana. Desde la llegada de la imprenta hasta la irrupción de las redes sociales, los medios de comunicación han sido actores principales en la conformación de la conciencia colectiva. La Iglesia Católica, consciente de esta realidad, promulgó durante el Concilio Vaticano II el decreto “Inter Mirifica”, que ofrece una guía sobre cómo abordar y entender la comunicación desde una perspectiva católica.

Influencia y Responsabilidad

Este decreto no solo reconoce, sino que también celebra el valor intrínseco de los medios. Son mucho más que herramientas: se convierten en fuerzas determinantes que influyen en las mentalidades y moldean sociedades. La capacidad de transmitir noticias y compartir ideas ha revolucionado la forma en que vivimos, permitiéndonos estar más unidos, inspirar cambios y promover la comprensión mutua.

Sin embargo, esta influencia no viene sin desafíos. La comunicación responsable es esencial. Aquellos que participan activamente en la difusión de información tienen un compromiso moral de ser precisos y justos, evitando caer en la desinformación o manipulación. La dignidad humana debe ser siempre el norte, el criterio con el cual se evalúa y se comparte cada pieza de información.

Una Iglesia Proactiva y Reflexiva

La posición de la Iglesia frente a este fenómeno es dual. Por un lado, tiene el rol de crítica, discerniendo y evaluando los contenidos que se presentan ante los fieles. Debe ser la voz que cuestione y oriente sobre lo que está en sintonía con la moral y los valores del Evangelio.

Por otro lado, la Iglesia no puede permanecer pasiva. Está llamada a utilizar los medios para compartir su mensaje, para evangelizar. La directriz presentada en “Inter Mirifica” es una invitación clara para que la comunidad católica se sumerja en la comunicación, generando contenidos que reflejen el amor, la justicia y la esperanza que brotan del Evangelio. Debe ser una colaboradora activa, trabajando junto a profesionales del sector para garantizar un uso beneficioso de la comunicación para toda la humanidad.

Educación para la Comunidad

Uno de los puntos cruciales del decreto es la educación en medios. No basta con ser usuarios; se trata de ser usuarios informados y críticos. La comunidad necesita herramientas para discernir y evaluar lo que consume. Esta formación busca empoderar al individuo, permitiéndole tomar decisiones informadas y contribuir, desde su espacio, a una sociedad más justa y equitativa.

Miras al Futuro

En el contexto digital actual, donde la información se propaga a velocidades asombrosas, este documento se torna más relevante que nunca. Es un recordatorio constante del poder de la comunicación y de la responsabilidad que conlleva. Es una llamada a la coherencia y al compromiso, asegurando que la verdad y el respeto sean siempre los ejes rectores.

En conclusión, frente al vasto mar de información en el que navegamos, el contenido del decreto se presenta como una brújula que orienta. Insta a comunicadores y consumidores por igual a asumir un rol activo y reflexivo. Nos recuerda que, más allá de tecnologías y plataformas, en el centro siempre debe estar la persona, su dignidad y su bienestar. Es una exhortación a construir puentes a través de la palabra, a fomentar el diálogo y a sembrar esperanza en un mundo que, más que nunca, necesita escuchar el mensaje de amor y unidad que la Iglesia tiene para ofrecer.




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