Caminar junto a Jesús y tantos jóvenes: Reflexiones para el Mes Ignaciano
El Mes Ignaciano nos invita a un profundo recogimiento y reflexión, recordando y celebrando la vida de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. Una figura cuya vida está marcada por la transformación, el discernimiento y el deseo de seguir más de cerca a Jesús. En este contexto, contemplar el camino que Jesús ha trazado y cómo los jóvenes participan activamente en este viaje, se torna una reflexión propicia y enriquecedora.
Caminar junto a Jesús es buscar seguir sus enseñanzas y hacer vida su mensaje de amor, justicia y misericordia. Este camino no se hace en soledad, sino en comunidad, junto a otros que, como nosotros, se sienten llamados por su voz. En particular, los jóvenes, con su frescura y entusiasmo, representan una energía vital en este camino, impulsándonos a una renovación constante de nuestra fe y compromiso con el Evangelio.
Los jóvenes son el rostro dinámico de la Iglesia, desafían nuestras certezas, nos invitan a salir de nuestras zonas de confort y nos recuerdan que el Evangelio es siempre una propuesta renovadora y liberadora. Su participación en la vida de la Iglesia es una señal esperanzadora de que el mensaje de Jesús sigue vivo y relevante para las nuevas generaciones.
Además, caminar con los jóvenes significa también escuchar sus preocupaciones, sus esperanzas y sus sueños. Significa abrir espacios de diálogo y participación, donde ellos se sientan acogidos, valorados y parte activa de la comunidad. La vivacidad y el espíritu innovador de los jóvenes pueden ser un motor de cambio y renovación para la Iglesia, ayudándonos a ser una Iglesia en salida, que se abre a las periferias y busca incansablemente construir un mundo más justo y fraterno.
El Mes Ignaciano nos invita a reavivar este compromiso de caminar junto a Jesús y los jóvenes. Nos desafía a mirar con ojos nuevos nuestra misión y a buscar formas creativas y significativas de vivir el Evangelio en nuestro tiempo. Nos recuerda que la espiritualidad ignaciana es un camino de continua conversión, discernimiento y búsqueda de la voluntad de Dios, donde cada paso nos acerca más a Jesús y a su proyecto de Reino.
Por lo tanto, caminemos juntos, jóvenes y no tan jóvenes, buscando seguir las huellas de Jesús en nuestro mundo. Celebremos el Mes Ignaciano renovando nuestro compromiso con el Evangelio, agradeciendo la presencia y el aporte de los jóvenes en nuestra Iglesia y dejándonos inspirar por la valentía y la ternura de Jesús, que siempre camina a nuestro lado.
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