julio 21, 2023 in Actualidad

Sagradas Escrituras: Santa María y los ángeles

A María, la madre de Jesús y madre nuestra, se le da el título de Reina de los Ángeles, porque es favorecida por Dios sobre todo, incluso de los ángeles. En la tradición, sabemos que los ángeles cantan sus alabanzas y son mensajeros de Dios, pero sabemos que María es más que una mensajera. Los ángeles también son servidores de Dios, pero María es más que eso. Ella es su Madre y en el Reino de los Cielos, es Reina de los Ángeles. Desde el principio hasta el final, los ángeles jugaron un papel importante en la vida de la Santísima Virgen María:

 

  • El ángel Gabriel le anunció que había sido elegida para ser la Madre de nuestro Salvador (Lc 1,26-38).
  • Un ángel se le apareció en sueños a José y le explicó que debía tomar a María como su esposa (Mt 1,20-25)
  • Los ángeles se aparecieron a los pastores para anunciar el nacimiento de Jesús e instruyeron a José para evitar a Herodes (Lc 2,9-14; Mt 2,13-15.19-23)
  • En la presentación de sus imágenes, tanto en el culto como en el arte, Nuestra Señora es presentada rodeada de ángeles (Asunción y Coronación), para enseñarnos que participa del señorío de Cristo sobre todo lo creado.

 

En 1954 el Papa Pío XII, instituyó la fiesta litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. En aquella ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio, acerca de la dignidad y realeza de María, la Encíclica llamada Ad coeli Reginam  (Oct 11, 1954). Es, en esto, que María es la Madre de Jesús y reina en santidad más alta que todos los ángeles, que la aman como a su Reina. En efecto, en su enseñanza, el Papa profundizó los fundamentos históricos y teológicos de esa fiesta; así, en el año de 1955, el mismo Papa instituyó la fiesta de la Realeza de María, inscrita el 31 de mayo como para cerrar el mes de María con “broche de oro”, como decimos, con esta celebración. Luego de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, la festividad cambió de nombre y de fecha, para llamarse en adelante Santa María Reina, en el 22 de agosto, en la octava de la Asunción (15 de agosto), y subrayar así el vínculo de la realeza con su glorificación corpórea.

El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de señores. Es Él quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles. Sabemos que María siempre estuvo unida a la vida y a la obra de Cristo, su Hijo, desde Belén hasta el Calvario y que, asunta a los cielos, reina intercediendo por los hombres, peregrinos en la historia y que, como bien hemos presentado, en toda esta historia de salvación, han sido acompañados por los ángeles. El Papa San Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que “a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Éfeso proclama a la Virgen ‘Madre de Dios’, se comienza a atribuir a María el título de Reina. El Santo Padre explicó que “el título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar misión materna. Los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de la gracia”.

 

En el Santo Rosario

 

En las letanías lauretanas que acompañan el rezo del Santo Rosario, varias de ellas se refieren a María como Reina de los Ángeles y Reina de todos los Santos, en cada uno de sus coros, Reina del cielo, de la tierra, de la creación. Reina concebida sin mancha de pecado y por ello asunta al cielo en cuerpo y alma, con una sintonía social muy actual y urgente: Reina de la Paz. San Juan Pablo II decía que las coronaciones de sus imágenes se han multiplicado en toda la tierra, conforme a lo que dice la Sagrada Escritura: “Se levantaron sus hijos y la proclamaron bienaventurada” (Cfr. Prov 31, 28.)

La patrona de Costa Rica

 

La historia de la Virgen de los Ángeles entre nosotros, se remonta a la primera mitad del siglo XVII, en el año de 1635, cuando una mujer joven e indígena y pobre, llamada Juana Pereira, al caminar por el bosque en Los Ángeles de Cartago hoy, descubrió una pequeña imagen de la Virgen, sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una roca. Al principio se le dio a la imagen el nombre de Virgen Morena o La Negrita por su apariencia. Luego, la llamaron Virgen de los Pardos, por el poblado indígena donde fue encontrada y después Reina de Cartago por ser la provincia en la cual se dio el hallazgo. Por último, decidieron poner a la imagen el título de Nuestra Señora de los Ángeles, por habérsela encontrado un 2 de Agosto, cuando la Orden Franciscana venera a su Patrona como Santa María de los Ángeles (desde su advocación de La Porciúncula, Asís).

La expresiva y bella imagen que tanto hemos mirado en su Basílica, mide aproximadamente 20 centímetros. Tiene los rasgos de una mestiza, cara redonda, ojos rasgados, nariz y boca pequeñas y está hecha de diferentes materiales, como jade, roca volcánica y grafito. En sus brazos y cubierto por el manto, la Virgen sostiene al Niño Jesús, que descansa en su pecho mientras señala con su mano derecha el corazón de su madre. En 1639 se construyó la primera iglesia en honor a la “Virgen Morena”. Al extenderse su devoción, los fieles decidieron construir en 1674 una iglesia digna de ella. Pero, como un fuerte terremoto la destruyó por completo en 1822, se comenzó, dos años después, la construcción de un tercer templo, que también se desplomaría en 1910 por otro terremoto. Finalmente, en 1912 empezó la construcción del actual Santuario Nacional, de estructura antisísmica. El 26 de Julio de 1935 el Papa Pío XI le otorgó el título de Basílica Menor.

Desde el hallazgo de La Negrita, el pueblo costarricense ha manifestado su amor y devoción a Nuestra Señora de los Ángeles, por medio de bellas tradiciones. El 2 de Agosto, día de la gran fiesta, la imagen morena es llevada hasta el altar construido en la plaza de la Basílica, donde se celebra la solemne Eucaristía Y después de la santa misa, se lleva a cabo la grandiosa procesión anual, acompañada por los pastores, las autoridades civiles junto a miles de fieles y peregrinos, venidos de todas partes del país.

Fuente:ecocatolico.org




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