Una reflexión sobre: “Amén el Papa Francisco nos responde”
Mis primeras preguntas fueron: ¿Por qué Disney? ¿por qué filmar fuera del Vaticano en la misma Roma? ¿por qué 10 jóvenes con esas situaciones tan particulares?, ¿quién hizo el casting?, ¿cómo los eligieron y por qué solo una joven cristiana realmente apegada a la fe de la Iglesia?, ¿por qué el Papa aceptó esta propuesta?, ¿qué objetivo tiene el documental para sus creadores y qué objetivo movió al Papa para aceptar participar de este proyecto?
He leído algunos artículos sobre el documental y sigo sin obtener todas las respuestas, pero alrededor de mis preguntas intento obtener mi propia reflexión y quiero hacer mi comentario general sobre el impacto que deja en mi este producto audiovisual como mujer cristiana y profesional en edad adulta.
Francisco escucha
En este documental podemos constatar justamente que Dios nos sorprende. Para comenzar, el título debería cambiarse y llamarse “Amén. El Papa Francisco escucha”. En medio del proceso sinodal que sigue toda la Iglesia, el Papa nos ha dado con este producto, una inmensa lección de cómo es que se escucha sin entrar en juicios y pleitos, pero manteniendo el norte de lo que somos los católicos y de nuestra fe.
Los católicos hablamos que hemos realizado un proceso de escucha en vías del próximo sínodo, donde se busca que sepamos caminar juntos, pero estoy segura de que muy pocos de nosotros podríamos sentarnos a realizar una escucha activa con personas que piensan diferente a nosotros como lo ha hecho el Papa Francisco con este grupo de jóvenes. Y pienso, ¿podría yo sentarme a hablar con las feministas radicales por ejemplo? No podré saberlo nunca si no busco cómo abrir ese diálogo.
Es admirable la valentía y seguridad del Pontífice que se expone al ojo público y no le importa hablar de temas tan controvertidos como el sexo, la pornografía, la diversidad sexual, los abusos, el aborto, el feminismo radical, etc., y que se sienta entre los muchachos como uno más sin ningún protocolo (muestra su gran humildad).
Con la serenidad que le dan sus 86 años de vida, su bagaje académico, espiritual y su experiencia de vida, el Papa responde con calma y cuidado, pero sin faltar a la verdad a cada cuestionamiento de este heterogéneo grupo de jóvenes entre 20 y 25 años.
Actitud atenta y reflexiva
El Papa inició el encuentro bromeando con los muchachos y con una sonrisa genuina, sin ninguna pose. Durante los 83 minutos se mantuvo con actitud paternal, atenta, reflexiva y supo dibujarles una sonrisa en ciertos momentos. Con esta frase “este encuentro es una manera de estar comunicado”, nos pide a la Iglesia hacer lo mismo y buscar los medios para que estemos también en comunicación con el mundo y no encerrados en nuestras burbujas.
Yo no veo diferencia en la dificultad que representa para el Papa Francisco asistir a foros internacionales con líderes mundiales de diversas religiones, a reunirse con 10 jóvenes de esta generación Z. Cuidado y es más difícil realizar este documental, porque está ante una generación que no ve a los mayores como lo hacíamos en mi tiempo. Es una generación que piensa que sabe todo y que discute todo sin ponerse a pensar el nivel de figura que tienen al frente. En una gran lección de humildad, Francisco se deja tutear, besar y cuestionar a veces de forma pasada un poco de tono, a mi parecer. El Santo Padre logra mantener el foro en equilibrio y eso requiere una habilidad más divina que humana.
A mí me parece más difícil compartir con estos muchachos, porque son el reflejo de una sociedad cargada de ideología, heridas, falta de valores, no digamos cristianos, sino éticos y morales y esto se percibe en el grupo. Por supuesto que cargan sufrimiento y esto duele porque son tan jóvenes, pero también nos dejan ver cómo ha calado el mundo y sus propuestas vacías en la juventud.
El aborto y más
Yo me quedo perpleja de que una de las chicas sea catequista católica y proaborto. ¿Qué enseñará a los niños sobre el aborto? Ella se llama feminista, pero se nota su falta de preparación en todo sentido, por lo que no es capaz de distinguir la ideología detrás del feminismo radical que con sus pañuelos verdes promueven el aborto como derecho de la mujer. Se cierra a la respuesta del Papa sobre la ciencia y piensa solo en la mujer y no en la vida que se asesina, claramente dicho por el Papa en palabras muy prudentes.
Así de claro le respondió Francisco: “El aborto hay que verlo científicamente y con cierta frialdad. Cualquier libro de embriología nos enseña que al mes de la concepción ya está delineado el DNA y dibujados todos los órganos, por lo tanto, no es un montón de células que se juntaron, sino que es una vida humana sistemada. La pregunta que hay que hacerse es, ¿es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema o si yo recurro a un médico es lícito contratar un sicario para que elimine una vida humana para resolver un problema? …A la mujer que aborta hay que acompañarla, pero conviene llamar a las cosas por su nombre. Una cosa es acompañar a la persona que hizo esto y otra justificar el acto”.
Esta misma chica también se asusta cuando el Papa le explica por qué una mujer no puede ser sacerdote o Papa y no entiende tampoco la respuesta de Francisco, justamente porque para entenderlo tendría que dejarse formar, estudiar algo de teología y tener una gran humildad para poner abajo su construcción mental.
Dulcemente, el Papa le da una respuesta muy fuerte cuando le dice “Te acompleja que la mujer no puede ser sacerdote”, “pero no te enojes” le advierte con ternura y le explica, (aunque ella no logra comprender y se nota en su cara): “Hay un problema teológico, en la Iglesia hay dos líneas constituyentes, en el ministerio están los hombres y en la maternidad están las mujeres que es mucho más importante. El papel de la mujer va en la línea de su propia vocación de mujer no en un machismo ministerial sino disminuiríamos a la mujer. La Iglesia es mujer, es la Iglesia, es Esposa de Cristo y esa es nuestra fe”, dijo.
El documental definitivamente me abre los ojos, me saca de la burbuja donde los chicos que conozco son de pastoral juvenil o hijos de familias cristianas, que, aunque tengan crisis de fe, ninguno de los que conozco, promueve el aborto o hace pornografía, por poner dos ejemplos. Hay que despertar a que esta generación de relevo es la que tomará el control de la sociedad en algunos años y tal como muestra este documental donde solo había una chica cristiana según la fe de la Iglesia, no serán los jóvenes cristianos la mayoría en ese futuro próximo si no ampliamos nuestra tienda.
Francisco nos invita nuevamente a ser Iglesia en salida y a entrar en conversación con este mundo lejano de Dios y de la Iglesia y además nos enseña cómo hacerlo, tal cual lo hace un buen padre al mostrar a su hijo cómo se pesca para comer.
Soy sincera, sentí mucha incomodidad cuando los jóvenes hablaban de masturbación, temas LGTBI y sexo delante del Pontífice. Vemos a la única chica cristiana llamada María, con una ropa distinta y con una conciencia de su cuerpo como templo del Espíritu Santo. Siguiendo mi reflexión, si yo me sentí así tan solo viendo el documental, cómo se habrá sentido el Papa Francisco, es admirable y aunque en momentos su rostro mostraba cierta incomodidad con los temas, en ningún momento subió el tono o los miró despectivamente.
Su comunicación corporal y verbal fue absolutamente de acogida, como nos pide que debemos ser en toda la Iglesia. Lo anterior no significa aceptar lo que está mal como él lo dejó claro en sus respuestas, sino que debemos tener la fuerza para entrar en contacto con el mundo, tal cual lo hizo Jesús.
Los otros temas tratados como migración, racismo, abusos en la Iglesia y bullying me parecen más tolerables para los adultos católicos que nos enfrentamos al documental. De hecho, se nota que los muchachos desconocen todos los esfuerzos que el Papa está empujando en la Iglesia para combatir los abusos y a pesar de ello, no les da la lista de todo lo que se hace, sino que lo resume en “tolerancia cero para los abusos”.
El mensaje del Papa
Para finalizar destaco una lista de las cosas que siento que el Papa nos pide a la Iglesia a través de las respuestas que dio a los jóvenes:
- No rechacemos a nadie “Toda persona es hijo de Dios, Dios no rechaza a nadie Dios es padre y no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia. La Iglesia no puede cerrarle la puerta a nadie”.
- No hagamos muros que nos separen ni tengamos fronteras “Una de las cosas que admiro en los jóvenes es la ausencia de fronteras”.
- Usar los medios modernos con moralidad: “Lo bueno de la comunicación es que exista…hay que distinguir entre la riqueza de un medio y la moralidad según tu concepto de moralidad… La moralidad depende de para qué los uses…Hay que distinguir entre la riqueza de un medio y la moralidad”.
- Tener una vida coherente: “La coherencia es lo que más nos cuesta a los cristianos, incluso en el Vaticano”.
- Acoger al migrante: “El migrante debe ser acompañado, promovido e integrado”.
- Seamos misericordiosos: “A los curas siempre les digo que por favor no pregunten mucho y sean misericordiosos porque Dios recibe a todos después. El Señor no lo deja nunca” .
- Necesitamos una mejor catequesis sobre la sexualidad: “el sexo es algo bello que Dios dio a la persona humana, el expresarse sexualmente es una riqueza, todo lo que disminuya la real expresión sexual te empobrece esa riqueza. Tiene su dinámica, su razón de ser, la expresión del amor es el punto central . Todo lo que lo saque de esa dirección disminuye”.
- Necesitamos familias cristianas para tener más Marías en la generación de relevo. A María, la niña cristiana, hija de un matrimonio neocatecumenal, la elogió en su fe como Jesús lo hizo tantas veces ante algunas mujeres de su tiempo.
El Papa Francisco, promotor de la Revolución de la ternura cierra esta clase maestra de fraternidad y tolerancia diciendo: “Yo aprendí mucho de ustedes y agradezco el bien que me han hecho, todos. Este es el camino de la Iglesia, todos hermanos, cada uno con su posición, pero hermanos, fraternidad que vamos adelante. Las ideas se negocian, la fraternidad no. La vida es linda”.
Que Dios nos ayude a ver más allá de las apariencias y a comprender la verdadera fraternidad para hacerla vida. Solo si nos vemos como hermanos en Dios habrá paz en las familias, las parroquias, la Iglesia, los países y el mundo.
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