La “Fratelli tutti” y el camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa
Debora Donnini – Ciudad del Vaticano
Una fiesta de la fe que, a lo largo de los años, ha cambiado la vida de miles de jóvenes. Esta y mucho más es la experiencia de las Jornadas Mundiales de la Juventud. En el encuentro de hoy en la Pontificia Universidad Gregoriana, el cardenal Mauro Gambetti, vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano y arcipreste de la Basílica de San Pedro, conversa sobre la Fratelli tutti con el abogado Daniele Bruno, presidente de la Fundación Juan Pablo II para la Juventud, dependiente del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. El abogado Bruno nos habla de su labor de apoyo a las JMJ y de su experiencia personal en la entrevista con Radio Vaticano – Vatican News:
La Fundación se creó en el 1991 para promover estas Jornadas Mundiales de la Juventud, instituidas en 1985 y fuertemente deseadas por San Juan Pablo II. La ocasión fue la celebración del Año Santo extraordinario 1983-1984, durante el cual nació la idea de organizar un encuentro mundial de jóvenes. ¿Cómo apoya las JMJ la Fundación?
La misión de la Fundación ha sido apoyar esa gran intuición profética de San Juan Pablo II. En más de 30 años de actividad, han sido muchas las iniciativas promovidas por la Fundación: desde su creación, se ha ocupado de la producción de la Revista ‘WYD Magazine’ que celebra cada JMJ; a partir del 2013, ha organizado la ya habitual conferencia sobre la protección de la Creación; ha apoyado las acciones de la oficina de la juventud del Dicasterio; también ha apoyado sus iniciativas y encuentros desde un punto de vista práctico-logístico a través de la ayuda de un grupo de voluntarios; y ha contribuido a los gastos de algunos jóvenes que, de otro modo, no habrían podido participar.
De cara a Lisboa, ¿cómo se están preparando?
En este contexto se inscribe el IV Congreso internacional sobre el cuidado de la Creación, sobre el tema será “El compromiso de los jóvenes con la ecología integral. Estilos de vida para una nueva humanidad”, que se celebrará en Lisboa, en la Universidad Católica de Portugal, el 31 de julio, según se anunció el pasado viernes. Colaboran en la organización de la conferencia el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, del que la Fundación es un ente instrumental, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Fundación JMJ Lisboa 2023 y otros.
En términos más sencillos, la idea que subyace a este encuentro es que el cuidado de la casa común y la fraternidad deben pasar necesariamente por los estilos de vida concretos que todos los jóvenes están llamados a llevar en su vida ordinaria. Por ello, se identificaron los ámbitos de la economía, los recursos naturales, la educación y la familia, la política y la tecnología. Una especie de ‘pentagrama existencial’, que representa algunos de los ámbitos de manifestación de la personalidad humana y juvenil. También para promover lo que el Papa llama la ecología humana que ‘nos ayudará a respirar el aire puro que viene de las cosas bellas, del amor verdadero, de la santidad’. Diversas personas, jóvenes y no tan jóvenes, de distintos mundos (empresa, asociacionismo católico y educación) serán llamadas a debatir con los jóvenes presentes, para plantear preguntas y tratar de encontrar juntos respuestas – o al menos esforzarse por encontrarlas – que desemboquen en un documento final.
¿Hacen hincapié en temas queridos por los mismos organizadores?
Sí, todos son temas muy queridos también por la Fundación que organiza la próxima JMJ, por ejemplo, el de la ecosostenibilidad y la accesibilidad también para los discapacitados. En la misma Lisboa, ya hay muchos proyectos relacionados con la ecosostenibilidad de todo el encuentro: como nos recordaba recientemente monseñor Aguiar, presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023, el lugar donde tendrá lugar la Vigilia y la Misa final, inmediatamente después de la clausura de la JMJ, se convertirá en un parque verde de 50 hectáreas abierto al público. Se trata de una antigua zona industrial recuperada para la Expo de 1998.
Ahora todo esto se completará para la JMJ y el área volverá a estar a disposición de la ciudad. Así como monseñor Aguiar afirmó que el Comité organizador local está trabajando para reducir y reciclar los envases de los kits de alimentación para jóvenes.
También sobre el tema de la inclusión de las personas discapacitadas, recientemente se decidió que un coro de sordos animará la liturgia en los actos centrales de la JMJ, con la intención de que los peregrinos sordos puedan interpretar la música no con la voz, sino utilizando la lengua portuguesa de signos.
“Caminando hacia Lisboa – 10 años de Francisco”. Este es el título del encuentro. La mirada también se dirige a la Fratelli tutti. ¿Qué relación existe entre ambos eventos?
Sí, estoy muy contento de poder hablar con el cardenal Gambetti sobre la encíclica ‘Fratelli Tutti’ y sobre cómo ésta, y los valores que pretende promover, se entrecruzan con los promovidos por la JMJ.
Me agrada recordar que fraternidad y amistad social son las dos palabras del propio subtítulo de la Encíclica: si estas palabras constituyeran el humus de la experiencia – no sólo de los días de la JMJ – sino de toda la juventud, podrían proporcionar una clave de lectura distinta de todo lo que está sucediendo – aludo, sólo a modo de ejemplo – a la pandemia y a la guerra de Ucrania, así como a todas esas guerras que constituyen esa tercera guerra mundial a trozos de la que habla a menudo el Papa Francisco, y a los daños que está causando el cambio climático. No sólo una clave de comprensión sino también, y sobre todo, una forma de al menos intentar superar todos estos ‘macroproblemas’, de pasar, en pocas palabras, del egocentrismo al alocentrismo.
Entre los signos de la JMJ están la Cruz y la copia del icono de la Virgen Salus Populi, que los jóvenes de los lugares donde se organiza la próxima JMJ reciben de aquellos donde se celebró anteriormente. Usted mismo comenzó colaborando con la JMJ. ¿Cuál fue su experiencia, también personal?
Sí, durante años, y precisamente desde el 2005, con motivo de la JMJ de Colonia, he colaborado, como voluntario, y siempre en paralelo a mis actividades laborales y familiares, con el entonces Pontificio Consejo para los Laicos, hoy Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y en particular con su oficina de la juventud, apoyando iniciativas relacionadas con los jóvenes, especialmente las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Por tanto, he vivido en primera persona esa fiesta de fe que invade la ciudad de acogida. Siempre he vivido este servicio, como voluntario, como miembro de la Fundación, y ahora como presidente, como una ‘llamada’, una culminación de mi vida ordinaria, puesta – también – al servicio de la Iglesia y de los jóvenes. Una forma de no ser un ‘joven de sofá’, como nos ha recordado repetidamente el Papa Francisco.
Yo también, tomando prestado el tema de la próxima JMJ, fui llamado a levantarme e irme deprisa, porque la llamada a este servicio me llegó cuando sinceramente tenía otros planes para mi vida personal y profesional.
“María se levantó y se fue deprisa” es el tema – tomado del Evangelio de Lucas y referido a ir a ver a su prima Isabel – de la JMJ Lisboa 2023. ¿Qué significan estas palabras para usted?
María no fue simplemente, sino que fue deprisa. Movida por esa prisa que el Papa Francisco define como buena, esa ‘prisa de quien ha recibido a Jesús y quiere llevarlo al mundo’. ‘La prisa de María es la prisa del servicio, del anuncio gozoso, de la respuesta pronta a la gracia del Espíritu Santo’, explica Francisco en su Mensaje. Nos apresuramos a dirigir nuestra atención a las cosas de nuestro corazón, a algo que anhelamos. Para que la prisa de los jóvenes sea ‘buena’ no debe ser mero ‘frenesí’, ‘ansiedad’ por llegar a alguna parte y conseguir algo.
La visita de María trajo felicidad, alegría y esperanza: esa esperanza que el Papa aconseja constantemente a los jóvenes que no pierdan para evitar convertirse en jóvenes ‘envejecidos demasiado pronto’. Esa alegría que el Papa, desde el inicio de su Pontificado, invita a transmitir a los jóvenes, pidiéndoles que tengan el coraje de ir contracorriente y ser felices… ese mismo coraje que evidentemente tuvo María. De eso se trata la JMJ: de ir – rápidamente – hacia el otro… ¡y con el entusiasmo de hacerlo!
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