abril 12, 2023 in Actualidad

El Evangelio se anuncia moviéndose, no en el escritorio o en el ordenador nos dice el Santo Padre Francisco

En la audiencia general del miércoles después de Pascua, Francisco habla del celo evangélico que denota prontitud, preparación, alacridad: no se puede permanecer parados, encerrados en una oficina, en el escritorio o en el ordenador haciendo polémicas como “leones de teclado” y sustituyendo la creatividad del anuncio con el copia y pega de ideas tomadas aquí y allí. Es necesario estar libres de esquemas, abiertos a las sorpresas de Dios

Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano

La compañía en el Papamóvil de algunos niños, esta vez sardos vestidos con ropas locales, se repite también hoy, primer miércoles después de Pascua. El Papa hace su habitual recorrido entre los sectores de la plaza de San Pedro, cuyo graderío está todavía adornado con los colores primaverales de las flores holandesas que han llegado al Vaticano para la decoración de las celebraciones pascuales. La lectura está tomada de la Epístola de San Pablo a los Efesios. En la catequesis, ante 35.000 fieles, Francisco se detiene en el riesgo -en el que cayó el mismo apóstol Pablo- de emprender un celo orientado en la dirección equivocada y subraya las características de un anuncio evangélico que sea, en cambio, expresión viva de diligencia, prontitud, voluntad de caminar abiertos a las novedades de la acción del Señor.

No hay anuncio sin movimiento

Citando la Carta a los Gálatas, el Papa distingue entre el auténtico celo evangélico y el celo distorsionado, el “falso ímpetu” que esconde la vanagloria y la búsqueda de las propias convicciones. Contra esta tentación difundida, recuerda que Pablo enumera una serie de “armas” para librar la batalla espiritual: entre ellas, la prontitud. Francisco explica aquí la metáfora del calzado (que retoma un texto del profeta Isaías) refiriéndose al equipo de un soldado que, para evitar las trampas del terreno, debe asegurar la estabilidad de apoyo.

El celo evangélico es el apoyo en el que se basa el anuncio, y los anunciadores son un poco como los pies del cuerpo de Cristo que es la Iglesia. No hay anuncio sin movimiento, sin “salida”, sin iniciativa. No se anuncia el Evangelio parados, cerrados en una oficina, en el escritorio o en el ordenador haciendo polémicas como “leones de teclado” y sustituyendo la creatividad del anuncio con el corta y pega de ideas cogidas aquí y allí. El Evangelio se anuncia moviéndose, caminando, yendo.

Un anunciador debe estar libre de esquemas

El Papa cita el Libro del Éxodo (12,11-12a) y la Carta a los Romanos (12,11) para indicar que es necesaria la prontitud en el anuncio de la Buena Nueva. En particular, Francisco subraya las cualidades de prontitud, preparación y alacridad. Todas características que se concilian mal con la dejadez “incompatible con el amor”, dice el Papa.

Un anunciador está preparado para partir, y sabe que el Señor pasa de forma sorprendente; por tanto, debe estar libre de esquemas y predispuesto a una acción inesperada y nueva. Quien anuncia el Evangelio no puede estar fosilizado en jaulas de plausibilidad o en el “siempre se ha hecho así”.

No perder la ocasión de anunciar la paz




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