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marzo 23, 2023 in Actualidad

¿Qué es el Vía crucis y cómo rezarlo?

El periodo de Cuaresma propicia la práctica piadosa del rezo del Vía Crucis. Es una manera muy fructífera de preparar el alma, día tras día, al encuentro con el Señor en la trágica y gloriosa Semana Santa.

El Vía Crucis es memoria, pero también contemplación del rostro doliente del Señor. Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado.

Al recorrer con la Iglesia cada uno de estos misterios dolorosos, sentimos que el dolor es un gran misterio.

La atracción de Cristo crucificado ha sido puesta de relieve por el Papa San Juan Pablo II“Cristo atrae desde la Cruz con la fuerza del Amor; del Amor Divino, que ha llegado hasta el don total de sí mismo; del Amor infinito, que en la Cruz ha levantado de la tierra toda ausencia de amor y ha permitido que el hombre nuevamente encuentre refugio entre los brazos del Padre misericordioso ”.

La costumbre de rezar las estaciones de la Cruz comenzó en Jerusalén, ciertos lugares de la Vía Dolorosa fueron marcados desde los primeros siglos.

Hacer allí las estaciones de la Cruz se convirtió en la meta de muchos peregrinos desde la época del emperador Constantino.

No se sabe con exactitud, pero probablemente fueron los franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis, ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa.

Posteriormente, el Papa Inocencio XI, comprendió la dificultad de peregrinar a Tierra Santa, concedió en 1686 el derecho de erigir Estaciones en sus Iglesias y declaró que todas las indulgencias obtenidas por visitar los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa se podrían ganar en sus propias Iglesias según la forma acostumbrada.

Inocencio XII confirmó este privilegio y así sucesivamente se fue confirmando y formulando hasta nuestros días.

¿En qué consiste el Vía Crucis?

Esta devoción está centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio de Pilatos al Calvario, representa el recorrido de Jesús que nos redimió con su Santa Cruz.

La expresión latina «Vía Crucis» significa «camino de la Cruz». Es importante intensificar la oración en Cuaresma.

Consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión. A veces, se añade una decimoquinta, dedicada a la Resurrección de Cristo.

En su práctica, las estaciones tienen un núcleo central que es la meditación y contemplación de uno de estos momentos.

Puede seguirle la exposición del acontecimiento propuesto o una meditación silenciosa.

Este núcleo suele ir precedido y seguido de diversas preces y oraciones, según las costumbres y tradiciones de las diferentes regiones o comunidades eclesiales.

Las quince estaciones son las siguientes:

  1. Jesús es condenado a muerte.
  2. Jesús carga con la Cruz.
  3. Jesús cae por primera vez.
  4. Jesús encuentra a María, su Santísima Madre.
  5. Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús.
  6. La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
  7. Jesús cae por segunda vez.
  8. Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.
  9. Jesús cae por tercera vez.
  10. Jesús es despojado de sus vestiduras.
  11. Jesús es clavado en la Cruz.
  12. Jesús muere en la Cruz.
  13. Jesús en brazos de su Madre.
  14. Jesús es sepultado.
  15. Y al tercer día resucitó.

A los devotos del Vía Crucis, Jesucristo les da unas promesas por medio del joven español el Hermano Estanislao (1903-1927), un alma escogida por Dios que recibía mensajes del cielo.

Su director espiritual le ordenó escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del Vía Crucis. Así como también se puede ganar indulgencia plenaria con las debidas disposiciones.

¿Cómo rezar el Vía Crucis?

Existen distintas meditaciones y oraciones para rezar el Vía crucis, aquí brevemente os dejamos la siguiente:

  • Primera Estación: Jesús es condenado a muerte.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26«Díceles Pilato: «Y ¿Qué voy a hacer con Jesús, el llamado el Cristo?» Dicen todos: «¡Sea crucificado! «Pero ¿Qué mal ha hecho?» preguntó Pilato. Más ellos seguían gritando con más fuerza: «Sea crucificado». «…Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entrego para que fuera crucificado».

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 27-31: «Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y , trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!», y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Tercera Estación: Jesús cae por primera vez.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Libro del profeta Isaías 53, 4-6: ¡Y de hecho cargó con nuestros males y soportó todas nuestras dolencias! Nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y humillado. Más fue herido por nuestras faltas, molido por nuestras culpas. Soportó el castigo que nos regenera, y fuimos curados con sus heridas. Todos errábamos como ovejas, cada uno marchaba por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Cuarta Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51: » Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»…Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Quinta Estación: Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 32; 16, 24: «Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.» «Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Sexta Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Libro del profeta Isaías 53, 2-3: «Creció ante él como un retoño, como raíz en tierra reseca. No tenia apariencia ni presencia; (le vimos) y carecía de aspecto que pudiésemos estimar».

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Sétima Estación: Jesús cae por segunda vez.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Libro de las Lamentaciones 3, 1-2.9.16: «Soy el hombre que ha visto la aflicción bajo el látigo de su furor. Me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mi camino con sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarros, me ha revolcado en la ceniza».

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Octava Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Lucas 23, 28-31«Jesús se volvió a ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porqué llegarán días en que se dirá:¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!. Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Sepultadnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿Qué se hará?».

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Novena Estación: Jesús cae por tercera vez.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Libro de las Lamentaciones 3, 27-32: «Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su mocedad. Que se esté solo y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que humille su boca en el polvo: quizá así quede esperanza; que ponga la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque no desecha para siempre a los humanos el Señor; después de afligir se apiada según su inmenso amor…»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 33 -36: «Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario», le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Y se quedaron sentados allí para custodiarle.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 37-38: «Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Y al mimo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 45-50: «Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?. Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: A Elías llama éste». Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber. Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle». Pero Jesús. dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Decimotercera Estación: Jesús en brazos de su Madre.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Juan 19, 25: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.

  • Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 59-61: «José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.»

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados.




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