octubre 16, 2022 in Actualidad

Francisco a Comunión y Liberación: Amen siempre a la Iglesia

El Santo Padre presidió un encuentro con los miembros de Comunión y Liberación que efectuaron una peregrinación a la casa de Pedro para conmemorar el centenario del nacimiento del fundador de la institución, Don Luigi Giussani. El Pontífice destacó tres aspectos de Giussani: su carisma, su vocación de educador y su amor a la Iglesia, y les dirigió una serie de llamamientos para seguir adelante en su misión.

Sebastián Sansón Ferrari, Ciudad del Vaticano

Han venido de distintas partes de Italia y de varios países (más de 60). El movimiento no ha perdido su capacidad de convocatoria y movilización. Lo resaltó el Papa Francisco en su discurso a los 60.000 miembros de “Comunión y Liberación” (CL), congregados en la Plaza de San Pedro en una soleada mañana de este sábado 15 de octubre.

Con un agradecimiento por el hecho de que hayan querido manifestar su comunión con la Sede Apostólica y su afecto por el Papa, Francisco también exteriorizó su gratitud al Presidente de la Fraternidad, el profesor Davide Prosperi, así como a Hassina y Rose, que compartieron sus experiencias. Luego, saludó al Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Bergoglio recordó el motivo del evento multitudinario: celebrar el centenario del nacimiento de Don Luigi Giussani, fundador de CL. “Lo hacemos con gratitud en nuestros corazones”, dice, y expresa su gratitud personal por el bien que le ha hecho, como sacerdote, la meditación de alguno de los libros. Aclara que también lo hace como Pastor universal por todo lo que fue capaz de sembrar e irradiar por doquier para bien de la Iglesia. “¿Y cómo no van a recordarle con sincera gratitud los que fueron sus amigos, hijos y discípulos?”, lanzó esta pregunta.

Padre y maestro

El Santo Padre recordó que Giussani, gracias a la apasionada paternidad sacerdotal en la comunicación de Cristo, “crecieron en la fe como un don que da sentido, amplitud humana y esperanza a la vida”.

Don Giussani fue padre y maestro, que estuvo al servicio de todas las angustias y situaciones humanas que encontró en su pasión educativa y misionera. “La Iglesia, dijo el Papa, reconoce su genio pedagógico y teológico, desplegado desde un carisma que le fue dado por el Espíritu Santo para el “bien común”. No es la mera nostalgia la que nos lleva a celebrar este centenario, sino el recuerdo agradecido de su presencia: no sólo en nuestras biografías y corazones, sino en la comunión de los santos, desde donde intercede por todos los suyos”.

La crisis nos hace crecer

El Pontífice transmitió su empatía al decir que sabe que “no son para nada fáciles los períodos de transición, cuando el padre fundador no está más físicamente presente. Lo han experimentado tantas fundaciones católicas en el curso de la historia”.

“Hay que agradecer al padre Julián Carrón su servicio en la dirección del movimiento durante este periodo y por mantener firme el timón de la comunión con el pontificado. Sin embargo, ha habido graves problemas, divisiones, y ciertamente también un empobrecimiento ante un movimiento eclesial tan importante como Comunión y Liberación, del que la Iglesia, y yo mismo, esperamos más, mucho más”.

“Los tiempos de crisis son tiempos de recapitulación de vuestra extraordinaria historia de caridad, cultura y misión”, sostuvo el Papa. “Son tiempos de discernimiento crítico de lo que ha limitado el potencial fecundo del carisma de don Giussani; son tiempos de renovación y relanzamiento misionero a la luz del momento eclesial actual, así como de las necesidades, sufrimientos y esperanzas de la humanidad contemporánea. La crisis nos hace crecer. No debe reducirse al conflicto, que aniquila”.

“Seguramente don Giussani está rezando por la unidad en todas las articulaciones de vuestro movimiento. Ustedes saben bien que la unidad no quiere decir uniformidad. No tengan miedo de las distintas sensibilidades y del intercambio en el camino del movimiento. No puede ser de otro modo en un movimiento en el que todos los adherentes están llamados a vivir personalmente y compartir corresponsablemente el carisma que han recibido”, aseveró Francisco.

“Esto sí es importante: que la unidad es más fuerte que las fuerzas de dispersión o el arrastre de viejas oposiciones. Unidad con los que dirigen el movimiento, unidad con los Pastores, unidad en el seguimiento atento de las indicaciones del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y unidad con el Papa, que es el servidor de la comunión en la verdad y la caridad. No pierdan su tiempo precioso en habladurías, desconfianzas y oposiciones”.




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