Rosario por la paz, Francisco: “Reconcilia los corazones llenos de violencia y de venganza
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“Un signo de esperanza al mundo sufriente por el conflicto en Ucrania y profundamente herido por la violencia de los tantos escenarios de guerra aún activos”. Este fue el espíritu del rosario por la paz, presidido por el Santo Padre Francisco y convocado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que se desarrolló en la tarde de este martes 31 de mayo en la Basílica Santa María la Mayor de Roma.
Los santuarios marianos y los santuarios internacionales se conectaron a la transmisión por streaming de los canales oficiales de la Santa Sede, adhiriendo de este modo a las oraciones que se elevan a la Madre de Dios pidiéndole por la paz para este mundo atormentado por el drama de la guerra.
La plegaria tuvo lugar frente a la estatua de María Reina de la Paz. Situada en la nave izquierda de la Basílica, fue encargada por Benedicto XV y realizada por el escultor Guido Galli, entonces subdirector de los Museos Vaticanos, para pedir a la Virgen María el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918.
Como explicó el comunicado de lanzamiento del Rosario, emitido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, “la Virgen está representada con el brazo izquierdo levantado como señal para ordenar el fin de la guerra, mientras que con el derecho sostiene al Niño Jesús, dispuesto a dejar caer la rama de olivo que simboliza la paz”. “Las flores, indicaba el texto, están esculpidas en la base, simbolizando el florecimiento de la vida con el retorno de la paz”, se añadía.
La súplica del Santo Padre
El Romano Pontífice depositó una ofrenda floral ante los pies de la imagen e introdujo el rezo con una oración a la Santísima Virgen que reproducimos a continuación:
Oh María, Madre de Dios y Reina de la Paz, durante la pandemia nos reunimos en torno a ti para pedir tu intercesión. Te pedimos que ayudes a los enfermos y des fuerza al personal médico; imploramos misericordia para los moribundos y que seques las lágrimas de los que sufren en silencio y soledad.
Esta tarde, al final del mes especialmente consagrado a Ti, estamos de nuevo ante Ti, Reina de la Paz, para suplicarte: concédenos el gran don de la paz, y haz que acabe pronto la guerra, que desde hace decenios hace estragos en diversas partes del mundo, y que ahora ha invadido también el continente europeo.
Somos conscientes de que la paz no puede ser solo el resultado de las negociaciones ni una consecuencia de los acuerdos políticos, sino que es sobre todo un don pascual del Espíritu Santo.
Hemos consagrado las naciones en guerra a tu Corazón Inmaculado y hemos pedido el gran don de la conversión de los corazones. Estamos seguros de que, con las armas de la oración, el ayuno y la limosna, y con el don de tu gracia, se pueden cambiar los corazones de los hombres y la suerte del mundo entero.
Hoy elevamos nuestros corazones a Ti, Reina de la Paz: intercede por nosotros ante tu Hijo, reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza, endereza los pensamientos cegados por el deseo de enriquecimiento fácil, que tu paz reine en toda la tierra.
El Santo Pueblo Fiel de Dios y el anhelo de concordia
A lo largo de los cinco misterios se rezó por las víctimas de la guerra, especialmente los más indefensos; los sacerdotes, los consagrados; el personal médico y los voluntarios que diariamente llevan ayuda humanitaria a los más necesitados; las familias que han acogido a los refugiados; los violentados y desaparecidos.
En representación del Pueblo de Dios estuvieron presentes, entre otros, una familia ucraniana, capellanes militares, voluntarios, una familia siria, una familia venezolana, unos refugiados.
Una invitación constante
Desde el inicio del mes, en diversas instancias, Francisco exhortó a rezar el rosario por la paz todos los días de mayo. Imposible olvidar sus palabras luego del Regina Coeli del 1° de mayo:
Quisiera invitar a todos los fieles y comunidades a rezar el Rosario por la paz todos los días de mayo. Mi pensamiento va inmediatamente a la ciudad ucraniana de Mariúpol, “ciudad de María”, bárbaramente bombardeada y destruida. Una vez más, y desde aquí, renuevo el llamamiento de que se establezcan corredores humanitarios seguros para las personas atrapadas en la acería de esa ciudad. Sufro y lloro pensando en los sufrimientos de la población ucraniana y en particular de los más débiles, los ancianos y los niños. Llegan Incluso terribles noticias de niños expulsados y deportados.
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