diciembre 17, 2021 in Evangelios

Lecturas del día 17 de Diciembre de 2021

Primera Lectura

Gn 49, 2. 8-10

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así:
“Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob;
escuchen a su padre, Israel.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos;
pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos;
se postrarán ante ti los hijos de tu padre.

Cachorro de león eres, Judá:
has vuelto de matar la presa, hijo mío,
y te has echado a reposar, como un león.
¿Quién se atreverá a provocarte?

No se apartará de Judá el cetro,
ni de sus descendientes, el bastón de mando,
hasta que venga aquel a quien pertenece
y a quien los pueblos le deben obediencia’’.

Salmo Responsorial

Sal 71, 2. 3-4ab. 7-8. 17

R. (cf 7) Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Comunica, Señor, al rey tu juicio
y tu justicia, al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres
y regirá a tu pueblo justamente.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Justicia y paz ofrecerán al pueblo
las colinas y los montes.
El rey hará justicia al oprimido
y salvará a los hijos de los pobres.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Florecerá en sus días la justicia
y reinará la paz, era tras era.
De mar a mar se extenderá su reino
y de un extremo al otro de la tierra.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Que bendigan al Señor eternamente
y tanto como el sol, viva su nombre.
Que sea la bendición del mundo entero
y lo aclamen dichoso las naciones.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.
Sabiduría del Altísimo,
que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad,
ven a enseñarnos el camino de la vida.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 1, 1-17

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

Hermanas y hermanos

Comenzamos hoy la recta final de preparación para la Navidad.  Siete días que anteceden a la Noche Buena en los que la liturgia nos llevará a poner la atención en el gran misterio de la encarnación de Dios, que es lo que precisamente celebramos en Navidad. Esta manera pedagógica que utiliza la liturgia comienza hoy la presentación de la genealogía de nuestro Señor Jesucristo.  Quizás nos pueda parecer aburrida y seca esa interminable lista de personajes, divididos en tres generaciones. Y hasta nos puede parecer inútil escuchar esos nombres extraños.  ¿Por qué la propone la liturgia en esta semana que corona el Adviento? ¿Por qué la recogió san Mateo en su evangelio? ¿Tiene algún sentido que conozcamos esa interminable lista de nombres?

Pues si, ¡lo tiene!  Esa aburrida lista de personajes es fundamental e indispensable en el Evangelio.  Y no es aburrida ni inútil cuando le encontramos el sentido.  Basta detenerse un poco y mirar entre líneas para comprender que san Mateo persigue un objetivo sencillo y sublime: Mantener viva en la fe de los cristianos la condición humana de Jesús y fijar así su origen, misión y destino. Y eso determina decisivamente a la misma fe, la de los cristianos de aquellos tiempos y la de los de hoy.

El objetivo de esta genealogía es mostrar que Jesús es una persona de carne y hueso, un ser humano; que Dios realmente se encarnó y asumió nuestra condición humana con todo lo que hay en ella, excepto el pecado.  Efectivamente, Jesús no fue un ángel caído del cielo, ni un sutil espíritu etéreo, sino un hombre de carne y hueso, con sus raíces genéticas hundidas en la historia de carne y sangre de seres humanos. Su nombre se hilvana en el largo lienzo de personajes que abarcan a toda la humanidad. No fue un meteorito, ni un bello sueño, ni una invención.  Nació en una familia, con un pasado, como hombre y le vieron crecer y madurar. Tuvo nombre y apellidos. Lo vieron y trataron sus contemporáneos.

Los antepasados de Jesús, nos descubren algo extraordinario: son hombres y mujeres con historias en ocasiones gloriosas y en muchas otras vergonzosas; historias rotas y vidas manchadas; hay gracia y pecado; pero son hombres y mujeres amados, guiados y acompañados por la mano providente de Dios; en su camino de luces y sombras han mantenido la antorcha de la fe de generación en generación.

En esa historia humana es donde Dios se encarna. Y esto no debemos olvidarlo nunca, porque el sentido de las celebraciones de estos días es que Dios se hizo hombre.  La moraleja que nos deja esta acción de Dios es que la persona humana tiene una dignidad incalculable porque Dios mismo, en su infinitud y grandeza, quiso asumir esta condición.

Tres ideas trasversales que cruzan el evangelio de hoy: “Jesucristo hijo de David”, “José el esposo de María” y “María de la cual nació Jesús, llamado Cristo”.   Las tres convergen en un único centro: “el plan providente de Dios”. El mismo relato nos lo ha ido indicando: sin esa mano providente de Dios la historia de salvación habría quedado truncada desde su origen. El texto marca paulatinamente la historia de amor de Dios con su pueblo, de ahí que comienza indicando un origen personal, el de Jesucristo, y acaba el relato con una mención específica y muy singular, a sus padres “José, el esposo de María de la cual nació Jesús”.

Contemplar y orar el evangelio de hoy con los ojos del corazón nos ayudará a volver la mirada hacia nuestra propia historia y la historia de la humanidad, con sus noches frías del invierno de la fe y los días claros de la esperanza sin fin, y percibir que es atravesada por la misma “Palabra providente de Dios”, palabra sanadora, fortalecedora,  providente y amorosa, palabra que embellece y confiere la paz,  palabra capaz de iluminar nuestros pasos con la presencia resucitada de Jesús para que aun en la incertidumbre de la oscuridad podamos experimentar su salvación.

Que Dios los bendiga y los proteja.




2 Comments

  1. diciembre 17, 2021 at 11:08 pm

    gabriel gonzalez

    Responder

    excelente reflexión, tiene un panorama mas amplio.gracias

    1. diciembre 20, 2021 at 3:43 pm

      jesuitas

      Responder

      Así es, muchas gracias por su comentario, nos alegra que sea de edificación espiritual. Como lo dice la reflexión toda esa lista es para mantener viva en la fe de los cristianos la condición humana de Jesús y fijar así su origen, misión y destino.

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